La ocupación conocida en el solar de Iruña abarca más de 1500 años de historia, desde el primer milenio a.C. hasta el siglo V d.C. Parece que en este siglo se abandonaría el oppidum tardío, no documentándose un nuevo poblamiento hasta su uso como Priorato de la Orden de San Juan a mediados del siglo XIV.
Tras una ocupación poco definida en el bronce final y la Edad del Hierro, es durante la primera mitad del siglo I d.C. (época Julio-Caludia), cuando aparecen las primeras domus o viviendas urbanas romanas.
Avanzado el siglo I, en época Flavia, la ciudad alcanza mayor esplendor, construyéndose lujosas viviendas y grandes edificios públicos que debieron configurar un centro urbano acorde con la importancia que había adquirido la ciudad de Iruña.
En el siglo II también se realizan importantes obras de embellecimiento y mejora de instalaciones urbanas, siendo citada Veleia en las fuentes antiguas por Plinio y Ptolomeo.
Durante el siglo III, redujo su superficie urbana aunque sin duda este periodo es el peor conocido. A finales de dicho siglo o principios del siguiente se construyen las murallas que serían la última gran obra pública realizada en la ciudad.
El florecimiento de Iruña-Veleiea como ciudad se debió con seguridad a que el territorio alavés fue atravesado por una vía de comunicación principal: una calzada, la comunmente conocida como iter XXXIV y que unía las entonces importantes ciudades de Astorga y Burdeos.
Este dato se conoce gracias a las descripciones de algunos itinerarios antiguos, como el llamado de Antonino. Al parecer esta vía, una vez atravesado el río Ebro, se dirigía a la mansio de Beleia, la primera situada en el territorio actual de Álava, estación que las investigaciones coinciden en identificar con el denominado “Oppidum de Iruña”.
Los materiales procedentes de la excavación del yacimiento se encuentran ubicados en la tercera planta del Museo Bibat sección Arqueología.