Edificio de arquitectura clásica, que fue reedificado a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Permanece asentada sobre una peana y posee una curiosa imagen de San Pelayo, de finales del siglo XVII, en la que aparece vestido con la indumentaria de la ápoca.
Conserva una talla gótica de Santa Catalina, procedente de Badaya y un relieve neoclásico de la Dolorosa. Situada sobre una elevación rodeada de vegetación, sus alrededores han sido preparados como zona de esparcimiento, en la que se puede disfrutar de una comida al aire libre con mesas de piedra y barbacoas, y un gran espacio de recreo.
En Navidad, los vecinos del municipio, celebran la festividad con un Belén viviente, vino caliente y la presencia de Olentzero, que se acerca a los más pequeños y les obsequia con un presente.