En estos momentos te encuentras en los terrenos del antiguo convento de Santa Catalina, a 605 metros de altitud en el punto más bajo y 675 metros en el más alto.
Su superficie ocupa 30.000 m² y forma una hondonada surcada por clima mediterráneo y atlántico, factor que lo convierte en un lugar muy interesante para el desarrollo de especies vegetales.
Se reúnen aquí la diversidad de la flora autóctona, las variadas especies domésticas introducidas por los frailes Jerónimos y Agustinos, así como los nuevos ejemplares adquiridos para esta colección.
Cuenta la tradición que allá por el siglo XIII la imagen de Santa Catalina se apareció sobre una encina a pocos pasos de este lugar y que por este motivo se erigió la ermita en su honor.
Quedan las ruinas de Santa Catalina, convento fundado por los monjes Jerónimos a comienzos del siglo XV en las tierras cedidas por Don Andrés Martínez de Iruña sobre su casa fuerte de Badaya. Casa fuerte ubicada y construida en este emplazamiento por el dominio de los horizontes de la Llanada y puntos de marcado interés histórico. El convento y la fundación pasaron a los monjes Agustinos a finales del siglo XV y en él se mantuvieron hasta el siglo XIX.